miércoles, 13 de agosto de 2008

Navegando por la Bahía de Halong

El día amanece bastante claro y despejado, y desde nuestra habitación podemos contemplar los islotes que emergen de la bahía. Parece que hoy sí que podremos zarpar.

De repente, en pocos minutos el cielo se cubre de nubes y comienza a llover a cántaros como ya lo hiciera durante gran parte del día de ayer. Esto pinta bastante mal y si no para de llover el barco tampoco saldrá hoy, y para nosotros se esfumará la última oportunidad de navegar por la bahía de Halong, ya que mañana a las 23 horas sale nuestro avión de regreso a España.

Pero afortunadamente, tras una media hora de lluvia intensa, el cielo empieza a despejarse, deja de llover y las nubes desaparecen dejando paso al sol y a un día radiante. Así que a la hora convenida bajamos a la recepción con las maletas y nos dirigimos al embarcadero de donde parten los cruceros por la bahía. Parece que después de las inclemencias meteorológicas que hemos sufrido, por fin vamos a poder realizar ese soñado crucero por la bahía de Halong.

El barco no tiene mala pinta, carece de lujos pero no parece mejor ni peor que el resto de barcos que hay a nuestro alrededor. El camarote es bastante justo, no hay demasiado espacio para moverse, pero al fin y al cabo solamente vamos a hacer una noche.

Nada más embarcar comenzamos la navegación por la bahía y podemos contemplar de cerca los cientos de islotes que emergen de las aguas.


Apenas tenemos tiempo de dejar la maleta en el camarote y nos dirigimos al comedor. La comida consiste en un menú típicamente vietnamita compuesto fundamentalmente de pescado y marisco fresco. La comida está incluida en el precio de la excursión, pero las bebidas se pagan aparte.

Tras la comida nos dirigimos a visitar una de las numerosas cuevas que se pueden encontrar en los islotes de la bahía, en concreto se trata de la cueva de Hang Sung Sot. Es una de las cuevas más populares y visitadas y cuenta con tres grandes cámaras, en la segunda de las cuales hay una gran roca con forma fálica que es venerada por los lugareños como símbolo de la fertilidad.


Desde lo alto de la cueva hay una vista magnífica de la dársena natural que protege la entrada a la misma. Esta dársena suele estar siempre repleta de numerosos barcos turísticos.


Tras la visita de la cueva nos vamos a practicar el kayak. No muy lejos de la cueva hay un embarcadero flotante donde alquilan kayaks y canoas. El paseo en kayak también está incluido en el precio de la excursión. La experiencia del paseo resultó muy interesante y divertida, y menos agotadora de lo que nos esperábamos. El kayak te permite acercarte a los islotes y acceder a las lagunas interiores con las que cuentan muchos de ellos y que solamente son accesibles a través de pequeñas grutas excavadas en la roca por los efectos de la erosión del oleaje.


Antes de volver al embarcadero, ponemos la proa de nuestro kayak rumbo a la isla de Titop, cuyo principal atractivo es un mirador que se encuentra en la cima de la isla y al cual se puede acceder después de subir no pocos escalones. La subida resulta agotadora, más aun si cabe después de una hora dándole a los remos, pero el esfuerzo vale mucho la pena, ya que desde el mirador pudimos contemplar unas vistas panorámicas impresionantes con el atardecer de fondo sobre toda la bahía.
Después de contemplar un atardecer de ensueño sobre la bahía de Halong, vamos de vuelta al embarcadero para dejar el kayak.


Ya de vuelta en el barco nos dirigimos a una ensenada natural formada por varias islas y que es el lugar elegido por numerosos barcos turísticos para pasar la noche fondeados en ella. Antes de la cena no podía faltar un relajante baño en las cálidas aguas de la bahía. El baño nocturno con las luces de los numerosos barcos que nos rodeaban de fondo fue una de las mejores experiencias de nuestro viaje.
Pero lo mejor aún estaba por llegar. Después de cenar subimos a la cubierta superior del barco y nos tumbamos en un par de hamacas a contemplar el cielo de Halong iluminado por la luna y salpicado por cientos de estrellas. Después del mal sabor de boca debido a la lluvia del día anterior, no se nos podía ocurrir un final mejor para nuestro viaje por Camboya y Vietnam. Nos sentimos muy afortunados de poder estar en uno de los lugares más maravillosos y mágicos del mundo contemplando un cielo estrellado como nunca habíamos visto.

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