martes, 12 de agosto de 2008

Llueve en la Bahía de Halong

A las 8 h. estamos en la recepción del hotel esperando que venga a recogernos el minibús de Vega Travel para llevarnos a la Bahía de Halong. Nos llevamos únicamente la maleta más pequeña y la más grande se queda en el hotel hasta nuestra vuelta.

Con media hora de retraso llega el minibús a recogernos y una vez más somos los primeros y nos toca realizar el tour por los hoteles del barrio antiguo para recoger a nuestros compañeros de viaje. Después de pasar por varios hoteles, acabamos la ruta en la oficina de Vega Travel para recoger al último de los pasajeros.

Este último pasajero es una norteamericana de origen vietnamita que reside en Texas y habla un poco de español, su nombre es Bibi. Nada más subir al minibús comenta que ha estado hablando con la gente de la agencia porque en la Bahía de Halong está diluviando y es muy probable que el barco no pueda salir. A pesar de esto los de la agencia dicen que la excursión sale y emprendemos el viaje hacia la Bahía de Halong.

El trayecto hasta la Bahía de Halong dura unas 3,5 horas y la mayoría del viaje es por "autopista". Eso sí, nuestro concepto de autopista no tiene nada que ver con el vietnamita. Hay dos carriles para cada sentido de la circulación y ambos sentidos están separados por una mediana, pero la autopista atraviesa muchos pueblos y en esas travesías la mediana está abierta y los coches cruzan de un lado a otro o se incorporan por la mediana. Además de coches también puedes encontrar peatones o bicicletas cruzando la autopista. También es algo habitual en las autopistas vietnamitas encontrar en el arcén vendedores de frutas, pan o cualquier otra cosa, y por supuesto, vehículos que se detienen en plena autopista junto a estos vendedores para comprar.

Tal y como decía Bibi, a mitad de camino comenzó a llover y cuanto más nos acercábamos a la Bahía de Halong llovía con más intensidad. La cosa pintaba mal, pero todavía se podía poner peor, nada más llegar a Ciudad Halong el minibús pinchó una rueda. Menos mal que el pinchazo fue casi en la puerta del restaurante donde teníamos que comer.

Mientras comemos el conductor ha cambiado la rueda pinchada, pero no ha dejado de llover. El guía nos confirma que el barco no va a salir (algo que nos temíamos desde que salimos de Hanoi) y nos propone dos soluciones: volver a Hanoi y devolvernos el importe de la excursión o hacer noche en un hotel en Ciudad Halong y seguir con el programa el día siguiente si el tiempo mejora. Todos decidimos quedarnos menos una pareja que prefieren volver a Hanoi.

El guía nos dice que la agencia ha concertado un hotel en primera línea del mar al precio de 17$ por habitación. El hotel tiene muy buena pinta y además nos dan habitaciones en una planta alta, así que al menos podemos gozar de buenas vistas de la bahía, aunque con la lluvia no hay demasiado que ver.

Una vez que ya estamos instalados en la habitación recibimos una llamada del guía para decirnos que ha habido un error y el precio del hotel son 17$ por persona en lugar de 17$ por habitación como nos había dicho inicialmente. Una vez visto el hotel, aunque sean 17$ por persona el precio nos parece muy razonable. Más tarde nos enteraremos de que no todos opinaban igual, y a la mayoría de nuestros compañeros de viaje pagar 17$ por persona les parecía una barbaridad. Así que se bajaron todos a la recepción con las maletas dispuestos a buscarse otro hotel y se organizó un pequeño motín. El personal del hotel se negaba a devolverles los pasaportes y les dicen que las habitaciones las tienen que pagar porque ya las han ocupado durante un tiempo (no llegaría a media hora el tiempo que llevábamos en las habitaciones). Al final, después de una ardua discusión con el guía y el personal del hotel, la solución a la que llegan es que ellos pagarán 17$ por habitación y el guía asumirá el error y pagará de su bolsillo la diferencia.
El problema es que no todos hemos participado en el motín y ese arreglo es únicamente para los amotinados, el resto sí que debemos pagar los 17$ por persona.

Mientras estamos en la habitación vemos en las noticias de la CNN que ha habido inundaciones en la zona de Sapa. Hay muertos y muchos turistas han tenido que ser evacuados. Así que debemos escribir a casa y tranquilizar a la familia.

Alrededor de las 17 h. dejó de llover y aprovechamos para salir a dar una vuelta por el paseo marítimo de Ciudad Halong y de paso buscaremos un ciber para escribir a la familia.

Ciudad Halong se extiende por las dos orillas a ambos lados de la bahía de Halong. Hasta no hace mucho tiempo, la única forma de pasar de un lado al otro de la ciudad era utilizando el ferry. Pero el año pasado se inaguró un puente que une ambas orillas. Este puente se ha convertido en el principal hito urbanístico de la ciudad.


La ciudad carece de atractivo y de lugares de interés. Tiene muchos hoteles orientados fundamentalmente al turismo nacional, ya que la mayoría de turistas extranjeros que llegan para visitar la bahía de Halong pernoctan en los barcos. Es una especie de Torremolinos a lo vietnamita. A lo largo del paseo hay chiringuitos, restaurantes y un pequeño mercadillo de souvenirs.
También tiene una pequeña zona de hoteles baratos para mochileros y en una de esas calles encontramos una pastelería. Como no hemos comido demasiado aprovechamos para comprar unas cuantas cosas para merendar y así entretener un poco al estomago hasta la hora de la cena.

De vuelta hacia el paseo marítimo encontramos un ciber y aprovechamos para escribir unos correos y leer las noticias sobre las inundaciones en Sapa. En España ya estaban al tanto de las inundaciones y teníamos varios correos preguntando si estábamos bien. En el ciber nos encontramos con una de nuestras compañeras de viaje, Celine, una francesa que vive en Corea del Sur y que habla bastante bien español. Ella también está escribiendo a su familia para tranquilizarlos.

Al terminar, Celine nos dice si queremos acompañarla a uno de los chiringuitos del paseo marítimo, ya que ha quedado allí con el resto de los que vienen en la excursión para tomar unas cervezas.
En el chiringuito, además de nosotros, hay también varias mesas ocupadas por vietnamitas bebiendo cerveza. La cerveza más popular allí es una cerveza de barril de baja graduación que se elabora sin conservantes y tiene que ser consumida casi en el mismo día de elaboración. En Hanoi esta cerveza es muy popular y recibe el nombre de Bia Hoi. No es una marca, es el nombre genérico con el que se conoce a este tipo de cerveza. Otro factor que influye bastante en su popularidad es su precio, únicamente 4.000VND por cada caña (1 euro da aproximadamente para 6 cañas).

Después de más de 20 cañas, nuestros compañeros de viaje piensan que ya está bien de beber y es hora de comer algo, así que nos vamos a la zona de los hoteles baratos a ver si encontramos algún sitio donde cenar.
La oferta no es demasiado amplia y la cosa no pinta muy bien. Nos acercamos a un restaurante recomendado por la Lonely (el único recomendado en Ciudad Halong), pero parece que el local ha cambiado de dueño y, a pesar de que se encuentran allí todos los turistas que esa noche pernoctamos en la ciudad, nuestros compañeros de viaje piensan que es mejor buscar otro sitio.
El resto de restaurantes que hay por la zona son exclusivamente de vietnamitas, así que Bibi es la encargada de entrar en uno de ellos y entenderse con el personal. Al final la cena no fue para tirar cohetes y resulto bastante cara para lo que estamos acostumbrados a pagar en Vietnam.
Al terminar la cena, nuestros compañeros de viaje van a buscar algún sitio donde poder comprar una botella de alcohol para seguir la fiesta en las habitaciones, mientras que nosotros preferimos probar suerte en la pastelería que habíamos visitado por la tarde. Afortunadamente seguía abierta y pudimos comprar algo para cenar decentemente.

Después de ésto, nos volvemos al hotel a descansar, esperando que a la mañana siguiente el día amanezca despejado y podamos subir al barco.

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